Más o Menos así...

4 dic 2010

[A la Gente De Mundo le Falta Calle]
(a la Calle le falta tierra, a la Tierra le falta aire)


[Nada es tan SIMPLE como para llegar a ser COMPLICADO]


***

[Hoy vi a un perro suspirar y ahora me importa una mierda lo que pase alrededor mío. Si ves a un perro suspirar te tiembla el Mundo, se te cae esa sonrisa tan putita, se te cierra el estómago, se suicidan tus argumentos. Un perro suspira, triste y no está esperando nada. No está suplicando un abrazo, ni esperando comprensión, ni jugándola de dolido, héroe romántico. No está intentando cambiar la realidad y no se fuma esas noche de insomnio con vos, conmigo, dialogando, planeando venganzas tontas para seguir de pie (¿graffiteamos una pared? ¿incendiamos una sucursal de McDonalds?). Un perro suspira y duele, y el resto no es nada, y la percepción del tiempo nos vuelve unos imbéciles, unos incapaces, una sombra de nosotros... Somos siempre lo que va delante o atrás nuestro... nunca somos nosotros y ya. Nunca es mediodía en nuestras vidas, nunca nos comemos la sombra, no. Siempre buscando estirarnos, tocar más, romper más, asfixiar.


Hoy vi aun perro suspirar y ahora me dan asco tus suspiros. Quiero suspirar, no como vos, como el perro. Quiero quedarme en ese rincón, vivir ese instante, SER el suspiro. Quiero.]

***

[Rodean mi cama, estiran sus garras, susurran palabras que pensé que no existían...
¿Pero cómo pueden no existir si conozco el significado de cada una de ellas?
Hay palabras inventadas, muertas, ocultas, que son la síntesis de muchas otras palabras. Hay palabras que esconden la esencia. Hay palabras que abren puertas, que te sacuden el cerebro y pueden enloquecerte. Hay palabras que pueden destruirte. Palabras que podés pasarte una vida buscando, palabras que pueden encontrarte cuando menos lo esperas. Palabras que pueden llegar por error.
Palabras que son claves para el ritual, palabras impronunciables, pero claras. Palabras turbias, demasiado sencillas… palabras que se te pueden escapar, cuando estás queriendo decir otra cosa. Una palabra y la realidad se te hace otra, se te vuelca, se prende fuego… Y te quedás con cara de idiota, mirando el accidente.
“Los bomberos no van a llegar, cariño…”, susurra alguien a tu espalda.
¿Estás listo para girarte?
Rodean mi cama, estiran sus garras, susurran palabras que pensé que no existían... Un ejército de charlatanes dementes. Me aferro a la sábana, para quedarme despierto otro rato, para desafiarlos. No quiero irme todavía, no quiero entregarme al vértigo de esa locura. No hasta que me den la palabra que busco, la palabra que siempre ansío. No van a convencerme con cualquier pavada, no quiero revelaciones que no me importan.
Estoy harto de decir: “No hay una palabra para explicarte lo mal y lo bien que me sentí el otro día, fumando en el patio, cuando pensé en los amigos que ya no tengo…”
Van a darme lo que QUIERO, no voy a ceder en mi exigencia.
Me aferro más fuerte.
Luego, ya veremos.]

***

 ‎[Los márgenes son los policías literarios (la hoja es el sistema; el cuaderno, la prisión)]

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