Siniestra

2 abr 2011

LA TIRANÍA DEL PIE IZQUIERDO


Los chicos despertaron al fantasma por un mero error de cálculos; los viejos arruinaron el experimento, por meterse dónde no debían; mi vecino se quedó sin esposa, porque a veces tenés mala suerte y vos no estás en el lugar menos indicado, pero alguien que vos queres, sí.

Los pibes que alguna vez graffitearon tu pared se fueron al norte, a probar hongos, y nunca más volvieron, porque se encontraron con una tribu que nadie más conocía y fueron víctimas de torturas ancestrales que los iluminaron mucho más que un cóctel de casitas de pitufos alucinógenas.
El tipo rico se electrocutó de la manera más pelotuda, al linyera del barrio lo hizo mierda la ambulancia que lo intentó socorrer. La monjita bien fue poseída por el espíritu de un chamán que andaba de paso. Le mostró la muerte, sin pasillo de luz, sin Dios benevolente y buena onda esperando… Le mostró la NADA, que está en el centro del TODO. La monja enloqueció y estalló en lágrimas justo cuando el escéptico recibía la visita de tres arcángeles que querían, porque les pasaron mal la data, embarazarlo para traer al mesías por cuarta o quinta vez. Sí, porque vino bocha de veces.
El director del colegio se masturbaba en el baño de las chicas… Cuando acabó se miró en el espejo y vio un insecto gigante. El intendente se pagó una puta cara que resultó ser la reencarnación de Charly Manson.
La bruja tarotista recibió la visita de un novio despechado que la acusó de arruinar su relación: la violó, lloró, se suicidó; reencarnó en un concepto: carta número seis.
El ciego no recuperó la vista, el inválido siguió triste y postrado. Más de una familia miró la tele.
El revolucionario se vendió al mejor postor, que lo compró en pijazos edulcorados.
Un pibe se quedó mirando el techo, sabiendo que había arruinado su futuro, que sus amigos ya no volverían, que su novia ya no sería su novia, que a eso tan chiquito se reducía todo. Lo supo en tres segundos. Y siguió viviendo.
El borracho más estimado, que también escribía, se sintió tan complacido con lo escrito que se tomó el día para hacer cualquier cosa menos escribir… Entonces, al resto, por fin, por un rato, las cosas les salieron bien. 

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