Memoria Absoluta

14 jul 2011

HOLA, VOLVIMOS



El éxtasis de la tristeza, que golpea, rotunda, en medio de una tormenta de nieve que entra por tu garganta, que te hace hielo las palabras: llegó la hora de escribir.
Estás ahí, cubriendo con mantas el vapor que emana de tu boca, desnudando tus manos, para que corran, para que hagan trampa: las dados están cargados. O no. Concentrate, nada más.
Y extrañar es necesario para que quiera volver, que sin ansia no funciono, que sin caída no soy libre, que para estar vivo tengo que morirme… y decirte “Hola”, un par de horas después, resucitado.
Un evangelio tras otro, jugando a cumplir un plan, que llena los oídos de sangre que late, porque late el cuerpo entero.
Voy a tocar al átomo primitivo, al primero, al de la Memoria Absoluta… Y voy a ser igual, pero multiplicado.
Voy a ser una noche cargada de pastillas,
Una mala madrugada con un mal vino,
Una canción repetida, mientras mirás por la ventana, fuera de la corriente que arrastra al resto… Pero con la certeza de volver.
Hola, volvimos.
Siempre volvemos.
Y vamos a esperar que la próxima vez sea peor. Las drogas pierden efectividad si la dosis no es mayor.
Hace mal.
¿Entonces?
Entonces tratás de cerrar la ventana, empujás la madera, ponés las trabas.
Estoy en casa.
Construimos casas en el ojo del huracán.
Vale la pena: tanto como abrir la puerta escondido, poniendo en riesgo a todos.
Lejos, un poco más.
Hasta que no queden paredes.

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