Leer

8 oct 2011


Sacale punta al choto


La única historia que vas a conocer realmente de principio a fin es TU historia, así que fijate… A veces conviene terminar un capítulo: si no es divertido, apesta… A veces conviene retomar ciertos lugares, paisajes, momentos, personajes… A veces conviene salir a buscar ideas bajo el sol, algún conflicto que justifique la próxima página. Porque todo es conflicto, sin más ni menos, y no va a pasar nada grande… Y si pasa, no importa, porque si no se asoma la palabra Fin, entonces nada es suficiente, es otra anécdota. La intensidad es ya.
Podés borrar lo que escribís y escribir encima, podés tomarte vacaciones y que escriba otro. Tenés que tener el lápiz afilado y entender que una buena historia se escribe en trance, cuando no sabés muy bien por qué, cuando las palabras fluyen y sabés que no son tuyas, cuando te das cuenta que los que escriben son los personajes, pero que te necesitan ahí, fluyendo, porque si no estás cagan ellos, cagás vos, cagan todos.
Cagamos.
La única historia que vas a conocer realmente de principio a fin es TU historia, así que no pidas que te entiendan. Estás solo, en el mejor de los sentidos. Y la soledad es leer. 
Pensalo.

4 Diálogos:

Juan Castellarin dijo...

Fruto de tu sugerencia, deseo, o mandamiento ("Pensalo") he pergeñado una nebulosa aclaración -valga el oxímoron-: sólo conoceremos nuestra historia de principio a fin si confiamos en que habrá algo ulterior a la no existencia que nos permitirá asimilarnos con ese tiempo vivido y ejercer el juicio de las acciones de ese mismo tiempo.
La historia del ser necesariamente concluye en su no existencia, puesto que sólo ese hecho figuraria la imposibilidad de seguir redactándola. Entonces, mientras estemos siendo, ignoramos si habrá tal historia, ya que la única certeza, en este contexto, es que conocemos mientras la existencia sucede. Suponer que vamos a conocer sin existir me parece una empresa arriesgada, indigna de la razón, aunque, claro, no de la religión. Somos cuando morimos, y entonces dejamos de ser. Pensalo.
Cómo no debés ignorar, la reflexión es afluente al texto.
La idea de impedir que medie la vanidad del autor en la voz de los personajes me resulta atractiva e inquietante, independientemente de que no sea novedosa (concepto que también me gustaria poner en discusión).
Por lo demás, jamás le pediria a alguien algo que yo no podría hacer: entederme a mí mismo. E'cir, uno cambia, entonces el conocimiento de uno mismo, de la propia historia que creemos que está sucediendo, es relativo, sujeto a la circunstancia, a la percepción particular de ese instante en que se piensa y se procesa tal conocimiento. Naturalmente, es imposible no intentar hacerlo: uno siente que ese ejericicio altera el curso de las cosas, y se siente un poco dueño de su destino... Es hermoso.

Matías C. dijo...

JUAN:
Supongamos que no hay una continuidad después de la vida... ¿Acaso eso hace que no podamos conocer nuestra historia de principio a fin? Una historia es algo que podemos contar... O algo que nos cuentan. Por tanto, leemos, y somos todo lo subjetivo que mencionas, con la salvedad que este momento no se repite y la eternidad está en cada "AHORA"... Así que, en definitiva, la subjetividad es absoluta, porque cambiamos, claro, pero eso (cambiar) es lo que somos, y esa hermosa cualidad no nos prohíbe ser una historia, ni ser concebidos, sólo por nosotros mismos, de principio a fin.
¿Por qué necesitaríamos una mirada posterior? Si esa mirada existiera (¿una especie de epílogo?)no sería más que otro capítulo. Vivenciar el fin, nuestro fin, sea cuál sea y quizás sin ser, es lo que nos da la cualidad, a mi entender, de poder conocernos como nadie lo hará, lo que nos deja (retomando el texto) en una indiscutible posición de seres solitarios... Seres solitarios que por estar solos, leen. Y leer es interpretar. E interpretar es una forma de escribir, a tu modo. Así que acá estamos: siendo los creadores de algo que estaba antes de que llegáramos y que seguirá estando cuando nos vayamos.
Algo así.
Qué bien tu reflexión. Qué bien todo.
SALUD!

Juan Castellarin dijo...

La respuesta a tu primer pregunta no es no. Simplifico: para conocer hay que vivir ; una historia sólo concluye y es, a su fin; La historia de un hombre, por ende, concluye en su muerte, que es la ausencia (de más está decir que teórica) de poder hacer, en el instante que antecede su arribo a la eternidad, o lo que vaya a suceder. Tu historia, mientras no se te tapen para siempre las fosas nasales, está siendo. ¿Cómo vas a ver su totalidad (de A a Z), conocerla, si para que eso pase vos necesitás estar vivo, por ende, con tu historia aún sin concluir? Sin dudas serás el único que conozca gran parte de tu historia, pero su totalidad no (faltarán algunos segundos, claro), a no ser que uno verdaderamente sepa el momento exacto en que muere y tenga la capacidad de dilucidar eso que será un eterno pasado. Intuyo que es ese, y no otro, el secreto que guardan los suicidas que tuvieron éxito.

La historia de la humanidad, bajo este desarrollo lógico esgrimido, es un mito, o un error de la retórica. Del que curran Felipe Pigna y otros más.

Por todo esto necesitariamos de esa mirada ulterior, una mirada incapaz de crear historia, de un ente sin tiempo, un eterno espectador de nuestra historia que finalmente llegó a su fin.

Tus preguntas fueron mis preguntas. No es dificil percibir en mí una dificultad para desarrollarlas. Posiblemente porque me esté equivocando.

Yo también pienso que todo el tiempo estamos solos. No hay diálogo para mí que en el fondo no sea un monólogo. Y a veces leo, cuando esa soledad no es interrumpida por la inevitable compañía, circunstancial y a veces adorable.

SALUD! Llenas las copas con el mismo veneno, finjo que me voy.

Matías C. dijo...

El arrebato del último instante, violento o no, será parte de vos, tanto como tu génesis... Vivís lo suficiente como para conocer todo lo que te es pertinente, dado que la muerte, a modo visagra, si bien es el "paso después", también es parte de la vida. Morír es un pie en este lado, luego en el otro: estar muerto.
Hablamos lo mismo, sin dudarlo, con los signos de pregunta cruzados, en la misma premisa sólida, que es el pilar de nuestra incertidumbre. Todo lo que nos sostiene es todo lo que nos obliga a temblar...
La idea que intento sostener es que tu NO-SER es la parte final de SER, por lo tanto, donde se crea tu paradoja, cierra mi círculo (al que veo encadenado a otro círculo, pero quizás no venga al caso).
Creo que no tenemos la chance, muchas veces, de hacer la revisión final y calculo que de ahí viene la tragicomedia de decirnos que en el último segundo ves todo pasar frente a tus ojos... Tememos no poder llevarnos la sensación de ser orgánicos... pero insisto en que el isntante es toda tu historia hasta el presente, lo que significa que nunca existe futuro. El futuro es ese paso que marca el cierre, como te decía. La muerte es el único futuro si se sigue esta lógica.
Y creo que los dos nos equivocamos.
Y creo que yo soy parte de tu historia. Y vos de la mía.
Porque nos leemos. Pero escribir es de a uno, SIEMPRE.