des-hecho

15 nov 2011


CATALEPSIA COMPULSIVA


Empiezo a borrar las pistas… Porque sólo soy una huella más, con cinco dedos en cada pie (tamaño promedio), librando una cruda batalla contra el asfalto, que se niega a eternizarme.
Y ser uno más es ser uno menos. 
Así que veo la película, veo las líneas… recorro párrafos ajenos, recojo el eco de una conversación que nunca existió, colecciono frases que dejás caer, cuando viajas en bondi. Porque hablar en sueños te puede mandar en cana, pero hablar en bondi es peor.
Me enamoro de las ideas con las que coqueteas por la madrugada, en éxtasis… Esas mismas ideas que amanecen en la puerta de tu casa, asfixiadas en bolsas de consorcio. 
Ahí estoy yo: acariciando muertos, en busca del Frankenstein final.
Rompo documentos, soborno a quienes me conocieron… Y por mucho que sienta el fuego, que me sienta morir, que me sienta feliz, que me sienta estallar… Por mucho que precise que me entiendas sólo cuento con las mismas herramientas que a vos te hacen incapaz. 
¿Y dónde quedan mis postales?
En el momento. Que es tan intenso. Que es tan ayer. Y tan ayer el cemento estaba fresco. Entonces estoy, pero alguien conspira contra mi, contra vos, contra hoy. 
Estamos. Abajo del asfalto frío y hostil. Pero estamos.
Siempre vacío, llenándome, y me pregunto si alguien revolverá mi basura mañana, cuando, otra vez, no sea suficiente. 
Cuando ya esté en otro lugar. 
Irrastreable, una vez más.

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