tontas, tontas esperanzas

7 feb 2012


OFERTA:
como si se tratara de enamorar a alguien


Salen por las grandes puertas. Salen de la fortaleza. Salen del templo del nuevo Mundo.
Salen cargados de bolsas, con miedo, con culpa, con poca pasión.
“¿Cuánto gastamos?”
“¿Podríamos haber gastado menos?”
Y las puertas se abren y se cierran solas. Porque ellos no te necesitan… Y por mucho que te guste pensar que se abren porque tenés un alma la realidad es que entrar a un lugar a cambiar papeles de colores por comida no te hace, justamente, merecedor de un alma.
Mi alma está borracha, en casa. Y sin embargo las puertas también se abren para mi.
“Bienvenido”
“Andate a la puta que te parió”
Es la actividad para la que nos entrenamos, es todo nuestro instinto de supervivencia, el instinto básico, reducido a una pelea en la caja, para llegar antes, para poder descargar un poco de ira, para mirar mal y bufar, para observar, con terror, como los números se acumulan, formando cifras sinistras. 
Nadie lo ve gracioso, pero reímos.
“¿Aceptás tarjeta?”
“Sí”
“¿Cuántos pagos sin interés?”
Y sonreímos más, como si se tratara de enamorar a alguien. 
Esperanzas.
Tontas, tontas, esperanzas.
Trato de disfrutar lo poético del acto. De lo miserable, de lo jodido.
Estamos jodidos. No deja de ser poético.
Y trato de disfrutarlo, mientras tengo fuerzas suficientes como para ignorar el miedo, la culpa, la poca pasión. Trato de disfrutarlo, a sabiendas de que todo se paga.
“Es gracioso, ¿no?”
“Eeeeeh, ¿lo qué?”
“Esto… Todo se paga… Es gracioso”
“Eeeeeh, sí… Ponele. Son 105, 95”
Y ya no sé si me río por la poesía implícita o por querer caerle bien a esa chica.
Para 
Una 
Pequeña
Rebaja
Pero sólo consigo:
“¿Querés donar los 95 centavos?”
Y eso ya deja de parecerme horriblemente bello para parecerme horrible. A secas. 
105, 95 en cervezas. 
Me voy.
Todo esto es una mierda.
Una gran mierda.
Mi mayor preocupación es que mi alma no haya muerto atragantada con su propio vómito.
Por favor…
Hoy no.

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