cada fantasma

9 jun 2012


EL BOLSO VIAJA CONMIGO, 
no insistan


Los paisajes, diferentes, inventados, 
como todo lo que alguna vez vi, 
en las fotos, 
que se desparraman, 
que nunca saqué,
que se guardan en un álbum
mucho más sincero
y universal,
“mirá, 
qué raro,
en esta no saliste mal”;
las montañas, el precipicio, 
el salto, sin paracaídas,
la sonrisa estúpida, 
de caer,
tus labios de reproche,
de negación,
“si podés mirarme a los ojos,
estás cayendo,
conmigo,
y más”;
las nubes, dibujando las caras, 
con las que invento historias,
promesas,
aventuras,
amantes,
con las que juego a conocerme,
divertirte,
y doler,
como duele tu conclusión:
“tus historias las desarma el viento…
el viento te desarma
a vos”;
los árboles, de misterios,
de monstruos,
de invocación,
para arruinar algo,
para escuchar la leyenda,
fascinarme, 
llorar:
“no puedo creer 
que tanta belleza
sea de verdad”;
las iglesias,
casas,
comercios,
todo abandonado,
como una metáfora,
de mi cuerpo, 
estupefacto, 
cuando mi alma se va:
“de arriba, para abajo,
cada fantasma
es una eternidad”;
los ríos, como espejos,
para responderme,
responder,
decirte, muy seguro:
“no estás adentro tuyo,
te tenés que salir a buscar”;
cuánto bar, 
para olvidar
/recordar,
escribir, imaginar,
hasta enredar el ovillo,
y por fin entrar,
en la forma que lo contiene todo,
en el laberinto
del 
ser,
donde un colectivo rebota,
se pierde,
lo intenta
y vuelve a empezar,
mientras la ventanilla te muestra
lo que siempre
quisiste encontrar.

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