teescucho

26 nov 2012

JACK FLOTA DESTRIPADO
EN EL ESPACIO


Llueven las hojas de ese libro que nunca leí, ese que vos me contaste, fascinada, abriendo mucho los ojos, acomodándote el pelo detrás de las orejas, fumando sin parar, con el resplandor que seguro tienen los dioses cuando agonizan y tienen una epifanía de las grosas, de esas que la mayoría del tiempo se convierten en bollos de papel, casi de frustración, casi de cara enojada, de gritar y decir que no tiene sentido, que “no soy el mejor”, pero es amor, de regalar, de romperlo a último momento, porque a veces pienso que no te lo merecés vos, ni yo, ni nadie más, ¿para qué? Si yo sé que nos escuchamos y que mi memoria sea tan mala no significa que la tuya también tenga que serlo o capaz que estamos apilando ladrillos de juguete en una memoria ajena,
un castillo
o una nave espacial,
una casa embrujada
o una torre
absurda
como todo monumento,
y no sé si será que un viejo se pasó con las pastis, 
o un pibe sufrió un accidente muy jodido,
capaz que el mesías quedó del orto al conocer las nuevas drogas y está desmayado en el baño de una fiesta que no deja de empezar:
la inmortalidad de la amnesia
o la amnesia de la inmortalidad,
y capaz que el chamán de turno le hizo la guerra a la pipa de la paz,
o el profeta más mediocre sufrió un derrame cerebral:
ahora TODO va a ser real…
Aunque, claro, intuyo que todo se debe a que Jack el Destripador finalmente se enamoró
de una minita extraterrestre
y terminó descuartizado
flotando
en 
el 
espacio,
“¿Ves esa estrella?”
“Es hermosa”
“Es el brillo de una navaja”,
y ahora sangra la herida y se precipitan esas páginas, con líneas tan certeras, tan concisas, tan brillantes:
entiendo por vez primera por qué es tu historia preferida, pero, de ser sincero, sonaba mejor cuando 
la 
contabas
vos.

0 Diálogos: